Capítulo 23.
Jimin estaba reunido en casa de su madre junto a sus hermanos y su tía. Su madre se encontraba en la cocina ya que se estaba encargando de la cena.
—¡Hola a todos! —saludó la tía de Jimin.
—Hola —saludaron al mismo tiempo Jimin y Eunha con una sonrisa en sus rostros.
—Bien, ahora conozcan a mi amigo Hyungi —presentó al nuevo alfa que había llevado para la cena.
—Hyunki —corrigió el alfa.
—Es lo que dije —respondió Sohee.
—Hola, soy Eunha —se presentó la rubia.
—Hola, yo soy Jimin —le tendió la mano al alfa para saludarlo.
—Jimin, un placer —correspondió—. Oh, huele delicioso —dijo el alfa caminando hacia la cocina—. Creo que viene de allá —dijo caminando hacia el lugar encontrándose con la madre de Jimin, preparando la cena—. ¿Puedo probar? —preguntó acercando su mano recibiendo una palmada de Siyeon.
—No —negó.
—Tal vez luego —respondió con una sonrisa.
—Te lo dije, mi hermana quema todo —dijo Sohee recargándose en el mesón de la cocina.
—No está quemado, solo está bien cocido —se defendió Siyeon—. Para eso son las salsas.
—Por mi está bien, me gusta la carne medio crujiente —dijo con una sonrisa el alfa.
Siyeon lo observó con una sonrisa agradecida.
Sohee iba a decir algo cuando fue jalada por su sobrino, Jimin.
—¿Ya no traerás al alfa de la vez pasada? —preguntó el menor.
—Oh, no, me conoces, solo un fiesta-amigo por festividad —respondió tranquila.
—Pero se veían felices juntos —dijo Jimin un poco decepcionado.
—Breve y dulce, todo termina algún día —se encogió de hombros—. Entonces, ¿para qué esperar a que pase?
Jimin solo sonrió y soltó un suspiro cuando su tía lo dejó ahí parado.
—Yoongi, Eunha, Taehyung, Jinyoung, Jimin, yo, Sohee y su pareja —dijo contando las sillas Siyeon, para ver cuántos miembros eran.
—Faltó Jungkook —le recordó a su madre.
—¿Estás seguro de que vendrá? No quiero sacar la otra mesa —dijo la omega dirigiendose a su hijo menor.
—Si, vendrá —repitió el ojiazul.
—Y vendrá solo, ¿cierto? —preguntó Eunha.
Jimin la miró mal.
—Solo pon la otra mesa —pidió de nuevo.
La omega iba a responder pero la alarma para incendios comenzó a sonar fuertemente alarmando a todos en la casa.
—¿Se quemó la cena? —preguntó Eunha.
—Llamaré al 911 —apareció Jisoo de la nada.
—No cariño, no hace falta, tu abuela solo quemó la carne, el relleno y con suerte la tarta —explicó la rubia a su hija sacándola de la cocina.
Después de eso decidieron que era mejor opción ir a comprar comida al supermercado y que quién iría sería Jimin.
—Batatas, no boniatos —le recordó Siyeon a su hijo dándole el dinero mientras él se colocaba su abrigo.
—Si, entiendo —respondió.
—Salsa de arándanos, no esa mierda asquerosa que dice ser arándanos orgánicos, ¡y una tarta! —pidió mientras se dirigían hacia la puerta.
Jimin asintió y cuando llegó a la entrada abrió la puerta encontrándose a Jungkook parado en el umbral a punto de tocar la puerta.
—Hola —saludó Jimin.
—Hola —correspondió el saludo con una sonrisa.
—¡Hola! —saludó la omega mayor al alfa quien le tendió una tarta—. Oh, gracias, ahora ya tenemos el postre, Minnie —dijo caminando de nuevo hacia donde se encontraba el resto.
—Tengo que ir a la tienda, así que... —no terminó de formular la oración cuando el alfa lo interrumpió.
—Yo conduzco —se ofreció.
—De acuerdo —aceptó.
Ambos emprendieron el viaje al supermercado en el auto del mayor, tardaron menos de 10 minutos en llegar. Ya se encontraban caminando entre los pasillos del lugar buscando lo que Siyeon había encargado.
—Entonces, ¿cómo has estado? —preguntó Jimin comiendo de una bolsa de papas fritas que había abierto.
—Bien, ocupado, ¿y tú? —respondió seco.
—Bien, ocupado —se encogió de hombros—. ¿Papa? —ofreció.
—Sabes que no como esa mierda —respondió con una mueca.
—No es mierda, son orgánicas —rodó los ojos comiendo otra de las papas de la bolsa.
Caminaron un par de metros más cuando Jungkook decidió sacar lo que había pasado con ellos en Halloween.
—¿Vamos a fingir que no pasó nada de lo que pasó? —preguntó un poco exaltado.
—Creo que sí —respondió Jimin acelerando más su andar.
Jeon soltó un suspiro frustrado.
—De acuerdo, para que lo sepas, yo no soy quien se quería ir —aclaró.
—Me lo pudiste haber dicho antes —dijo sin mirar al ojiverde mientras escogía las papas.
—No tuve la oportunidad —se quejó.
—Ay, por favor, no querías tener sexo conmigo para empezar —recordó lo que el alfa le había dicho cuando se conocieron—. No sientes atracción por mi, ¿cierto? —dijo aún sin voltear a verlo.
—¿Por qué no lo puedes superar? —se volvió a quejar un poco exasperado por la actitud de Jimin.
—Porque cuando alguien empieza con el hecho de que no te encuentra atractivo, eso define el resto de la historia de la relación —dijo mirando por fin al alfa cuando ya tenía en sus manos las suficientes papas que necesitaba para luego lanzarlas al carrito del supermercado y salir a paso rápido de ahí.
—Yo solo era un tipo cualquiera del centro comercial —se excusó saliendo detrás del omega—. Digo, sinceramente, ¿qué hubiera pasado si te decía: "Creo que eres muy hermoso"? —dijo fuerte tomando la parte delantera del carrito para detenerlo y encarar a Jimin.
El rubio se quedó callado.
—Con esos labios que... piden ser besados —dijo con su mirada fija sobre los rojos labios del omega—. Esos ojos que... no sé lo que tienen, me hacen olvidar todo en el mundo —llevó su mirada a los hermosos zafiros del rubio. Jimin apartó la vista—. Jamás hubieras salido conmigo, especialmente en año nuevo —afirmó viendo fijamente a Jimin—. ¿Entonces? ¿Eso cambia algo? —preguntó desesperado.
Park lo observó unos instantes más antes de responder algo.
—No, no ha cambiado nada —Jungkook suspiró, Jimin era demasiado terco y orgulloso—. De hecho, puedes relajarte y coger con todos los omegas meseros que quieras en las festividades —respondió con su mirada fría escogiendo otras cosas para llevar a casa—. Nadie espera que te comprometas en estos días —lanzó con fuerza más cosas al carrito y siguió su camino volviendo a dejar al otro atrás.
Jungkook no se quedó ahí, volvió a intentar seguir a Jimin.
—Gracias por eso —dijo cuando logró alcanzar al omega—. No soy el idiota está vez —habló pasando a un lado de Jimin dejándolo con la boca abierta.
—¿Qué significa eso? —frunció su ceño—. ¿Crees que soy un idiota? —preguntó molesto.
—Si —afirmó el mayor.
—¿Yo? —se señaló así mismo.
—Si —volvió a responder el ojiverde—. Estás tratando tan fuerte por no sentir nada que nos mientes a los dos y eso te hace un idiota —explicó.
Jimin se cruzó de brazos.
—Bueno, prefiero ser un idiota que estar desesperado en el supermercado buscando una pareja —dijo con veneno en su voz.
—Bueno, tú lo estabas y aceptaste mi oferta —dijo dándose la media vuelta para salir de ahí lo antes posible.
Jimin solo lo miró sorprendido y molesto.
—¿A dónde vas? —preguntó cuando vio que el alfa enserio se estaba marchando.
—Ya me voy —dijo sin voltear a ver al rubio.
—Está bien, vete, veo otro feo suéter navideño en tu futuro —gritó.
Jungkook se detuvo unos instantes regresando hacia dónde seguía parado el omega.
—Tal vez lo haya, pero al menos no estaré solo, en la mesa de niños culpando a todos por mis problemas —dijo con su verdosa mirada fría viendo al omega quien no contestó—. ¿Y sabes qué? Te apostaría que, si Robert Pattinson apareciera por este pasillo y te ofreciera estar en su vida, aún así, dirías no, porque estás muy asustado de tomar esa oportunidad, la oportunidad de Robert Pattinson —recordó su conversación en año nuevo antes de girarse y dejar ahí al menor parado con sus brazos cruzados y su rostro entre serio y molesto.
—¡Estás muy equivocado! —se quejó. El alfa ni siquiera se volvió a girar—. ¡Robert Pattinson nunca haría sus propias compras! —gritó.
Jimin vio como Jungkook desaparecía entre los pasillos dejándolo ahí parado.
—Es demasiado cool para eso —dijo con su voz entrecortándose por aguantar las ganas de querer echarse a llorar ahí mismo.
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